¿Todavía eres una niña que tiene los sentimientos de no ser suficiente, de no valer suficiente, que no cumples las expectativas? ¿Todavía eres una niña que esperas recibir de los demás?. Yo te doy, tu me das, en la espera de una recompensa. ¿Todavía eres una niña que si no ha recibido esa recompensa, cree que no es suficientemente buena y que no merece la pena?
Esa niña se protege de la
desilusión. Esa niña transmite sus problemas interiores, su dolor en los otros
y hace reproches. Esa niña cree a veces que la gente no es buena y agradecida.
Esa niña piensa a veces que los otros la hacen infeliz.
Lo que no sabe esa niña, es que el hacer reproches
significa que echa la culpa y la responsabilidad sobre sus sentimientos a los
demás. Esa niña se siente la victima de los demás, y los demás no cumplen sus
expectativas. Y esa niña lucha por que la gente cumple con esas expectativas
hasta que acaba exhausta y cansada. La niña sufre.
La niña se enfada cuando le digo que quizás le guste
sufrir y quejarse, sino hace mucho tiempo habría cesado de hacerlo. Pero yo le
pregunto a la niña ¿Qué es lo que ganas con este razonamiento? ¿Pero no te das
cuenta que estas trayendo los problemas sobre ti? ¿Qué consigues con este
comportamiento?
Mira a tu niña muy adentro. Ves a una niña que no
siente que es querida, que necesita calidez y seguridad. Que espera recibir
algo de los demás, que tanto necesita, pero que no se da cuenta que se lo están
dando, que lo tiene.
Mira a esa niña triste. ¿Como podrían cogerla en
brazos como cuando era pequeña y consolarla? Mi niña es querida, mi niña es
valiosa, pero mi niña ya no es una niña más.
No te das cuenta mi niña que tienes un lastre; el
lastre de a veces hacer responsable a los demás de cómo te va. Mi niña amenaza
y hace reproches, porque no se le da,
porque quiere más.
Pero mi niña no te das cuenta que con este mecanismo sufres
y las relaciones sufren. Como se pueden gestionar las relaciones con los demás
cuando le quitas algo tan precioso como la libertad.
La solución es un paso fácil pero duro. La solución
radica en hacerte responsable de esa necesidad y coger tu misma a esa niña en
brazos y consolarla, y decirle lo mucho que vale, lo mucho que puede. Este paso
también significa una descarga para tus demás, que no soportaran tu carga, pero
se te sentirán libres de estar contigo, de acompañarte. No te das cuenta de lo
positivo que será para ti y para tus demás. Esa relación será más libre, más
relajada, en la que no habrá más sitio para expectativas hacia el otro,
desilusiones y reproches.
Ya eres una adulta, sola contigo misma, y sola tendrás
que afrontar tus monstruos y tus miedos, deberás superar sola fracasos y
obstáculos, pero solo, solo tú, será capaz de cambiar tus pensamientos, y ver
en cada obstáculo un nuevo reto, en cada
fracaso un nuevo camino, en tus monstruos creatividad, en los miedos
superación, … y creer mucho en ti, como
un alguien muy especial. Coge a tu niña en brazos y mírala dulcemente
a los ojos, enséñale nuevos horizontes y a descubrir que desde dentro se puede cambiar el mundo.
4 comentarios :
Depende de ti. La vida en sí misma es un lienzo en blanco, se convierte en cualquier cosa que tú pintes en él. Puedes pintar infelicidad, puedes pintar felicidad. Esta libertad es tu gloria. de Eva
Totalmente de acuerdo. Nosotros somos los protagonistas de nuestra propia vida y las decisiones de hoy determinarán el futuro.
El ser humano tiene libre albedrio. Lejos están las teorías deterministas de otras épocas. Todavía estamos muy condicionados por dogmas pero ahora más que nunca debemos luchar por nuestra libertad en el más amplio sentido de la palabra. A veces buscamos externamente la felicidad pero ésta empieza por uno mismo. De Montse
Ciertamente la vida es un lienzo en blanco, aunque debo matizar, ya que aunque queramos no podemos tenerlo todo bajo control, aunque sí la forma de afrontarlo. De Eva
Es cierto Eva: los pensamientos modelan tu realidad y permiten que te superes a ti misma. Sin embargo, también hemos de aprender cuáles son nuestras capacidades para desarrollarlas convenientemente y evitar querer ser lo que no somos. Conocernos a nosotros mismos es fundamental para empezar a pintar sobre ese lienzo en blanco. De Concha
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